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CAMINO DE SANTIAGO FRANCÉS. 1ª Parte.

Primera parte: De Ponferrada al Alto do Poio

Día 0: PONFERRADA


Nuestra ruta comenzó en Ponferrada. Llegamos a la estación de autobuses a media tarde y mientras recorríamos el kilómetro y medio hasta llegar a de nuestro hotel hicimos nuestro primer pequeño entrenamiento  mochilero. Al principio nos pareció que iba a ser algo duro, pero pronto nos dimos cuenta que llevándola correctamente no supone un mayor problema.


Al ser la primera noche y no ser aún oficialmente peregrinos, decidimos quedarnos en un hotel y así descansar bien para empezar con fuerza. Reservamos en el hotel "El Castillohttp://www.tripadvisor.es/Hotel_Review-g580324-d628456-Reviews-Hotel_el_Castillo-Ponferrada_Province_of_Leon_Castile_and_Leon.html
Después de dar un paseo por el centro viendo el exterior del castillo de los Templarios y la Basílica de la Encina nos dimos un espectacular homenaje  en la pizzería "la Caprichosa" situada en la calle Paraisín, (esquina Plaza de la Encina) curiosamente frente a otra llamada "Pizzería la Competencia". Nos fuimos a dormir algo tarde porque evidentemente aún no estábamos cansados.



DÍA 1: PONFERRADA - VILLAFRANCA DEL BIERZO



Sobre las 8:30 de la mañana dejamos la capital del Bierzo y pusimos rumbo hacia Santiago. Por primera vez empezábamos a seguir las famosas flechas amarillas, las cuales se convertirían en nuestras amigas inseparables durante todo el camino. La jornada matinal fue muy agradable. Pasamos por Compostilla, y Fuentes Nuevas donde paramos en el bar "la Ermita" a tomar un acuarius. Por el camino vimos gran cantidad de viñedos y de pequeñas y bonitas huertas.




En una paradita le compré a un artesano una preciosa concha de madera que me acompañó durante todo mi peregrinaje. En Camporaya conocimos a un simpático sacerdote que, además de ponernos el sello en nuestra credencial, nos regaló una estampita para que nos diera "protección" durante el camino. Hasta la próxima parada a penas tuvimos sombras y el calor apretó bastante.


A medio día llegamos a Cacabelos donde comimos en el "Mono del camino".Tardamos unas dos horas en comer ya que la camarera, creo que también la cocinera, no daba a basto a atender a tanta gente. Durante este descanso comprobamos y analizamos cómo habían ido los primeros 16km. Yo estaba acalorada y notaba ciertos dolores en la cadera y en los dedos de los pies. Pero la valoración general era positiva.


Después de comer cometimos el "error" de echarnos la siesta en un parque y afrontar los últimos 8 km a primera hora de la tarde. El tramo se me hizo eterno. El calor era ya asfixiante y a penas teníamos agua en condiciones. En Pieros pudimos llenar nuestras botellas de agua fresquita que nos reactivaron un poco. Además coincidimos con unas simpáticas madre e hija que nos acompañaron hasta Vilafranca del Bierzo. (Una vez dejado Pieros os aconsejo que no sigáis las flechas que indican hacia la derecha. Seguid por el arcén ya que la otra ruta no es la oficial y es algo más larga.)



Sobre las 18:20 llegamos a Villafranca del Bierzo. Este pueblo fue uno de los que más me gustó de todo el camino por sus monumentos y por el ambiente que tenía. Os recomiendo que visitéis la preciosa iglesia románica de Santiago. Se encuentra justo antes de llegar a lo que es el núcleo urbano.




Después de tomar unos refrigerios nos fuimos al Albergue de San Nicolás El Real http://www.sannicolaselreal.com/ , un antiguo monasterio que había sido reconvertido en albergue de peregrinos. Tuvimos suerte y por 8 euros cada uno nos alojaron en una habitación doble con baño privado. Este albergue es a su vez hospedería, tiene restaurante, cocina para peregrinos, lavadora, secadora y un lugar aireado y soleado para tender.

A la hora de cenar optamos por el casino de la plaza. Excelente decisión. Fue la mejor hamburguesa que me tomé en todo el viaje. Deliciosa.




DÍA 2: VILLAFRANCA DEL BIERZO - LA HERRERÍA


A la mañana siguiente, bien pronto, nos fuimos a desayunar al único bar que había abierto en la plaza. Nos tomamos nuestros tés y tostadas sentados en la terraza disfrutando de ver cómo amanecía un nuevo día en la vida del pueblo. Peregrinos ya quedaban pocos porque la mayoría  madrugan muchísimo para finalizar esta etapa con el ascenso al O Cebreiro. Nosotros decidimos dejarlo para la mañana del día siguiente. En muchas guías la etapa viene programada como Villafranca - O Cebreiro (28 km) pero a mi me parece que acabar una etapa de 28 km con 8 de dura subida es un poco fuerte. Pero eso va a gustos y capacidades de cada uno.




A unos 4 km de Villafranca hicimos una pequeña parada en la iglesia de Pereje donde una simpática ancianita nos selló la credencial y nos contó cosas a cerca de la vida en esta diminuta aldea. La primera parte de la etapa transcurrió por camino asfaltado junto a la carretera y junto a un río. En Trabadelo paramos a almorzar en un albergue y a buscar una farmacia, ya que David andaba dolorido de un pie. En la cafetería conocimos a una entrañable pareja de catalanes, Agustina y Pepe, que no dudaron en ofrecernos ibuporfeno en spray para aliviar el pie de David. Después de compartir un agradable ratito con esta pareja seguimos nuestra marcha. El camino fue muy agradable y pasamos por muchos pueblecitos, como La Portela y Ambasmestas lo cual hizo que se hiciera más amena y entretenida la etapa. Paramos a comer en una de las mejores lugares de todo el camino, la panadería artesana "Cerezales" de Vega de Valcarce. Nos comimos unas empanadas y un pincho de tortilla en la tranquila terraza de la panadería. Para mi fue uno de los mejores momentos de nuestra ruta. Por último pasamos por Ruitelán donde tomamos el desvío hacia las Herrerías, nuestro fin de etapa y el último pueblo antes de la subida al célebre O Cebreiro. 


Este pueblo está situado en un precioso paraje. Es un lugar muy tranquilo sin a penas coches. Un pequeño arroyo cruza el valle en  el que pastan un rebaño de vacas... Vamos, todo ideal. El albergue Las Herrerías estaba cerrado cuando llegamos, pero pronto apareció un chico con aspecto hippie que nos dijo que él era el  encargado. Nos ofreció una habitación individual con baño compartido y desayuno por 14 euros por persona. El sitio estaba bastante bien y limpio. Por la tarde nos bañamos en el río. Las gélidas aguas nos vinieron de maravilla para refrescar nuestros pies para reactivar la circulación ya que mañana iban a sufrir de lo lindo con los 8 km de subida...
Cenamos muy bien en a Casa do Ferreriro. Era una noche muy fría y el plato caliente del delicioso menú de este bar me sentó de maravilla. Es un lugar muy recomendable para degustar de buena comida casera en un ambiente muy familiar. 




   


DÍA 3: LAS HERRERÍAS - ALTO DO POLLO


Salimos de las Herrerías sobre las 8:35 porque el chico del albergue se durmió. Estuvimos más de media hora dándole voces para intentar despertarlo (él dormía en la segunda planta). Al final, medio dormido nos preparó un desayuno a base de café y tostadas, tostadas y más tostadas. Nada que ver con el delicioso desayuno que dijo que nos ofrecería... Lo único bueno fueron las risas que compartimos con una simpática pareja de Cartagena que conocimos en el albergue y que hacían el camino en bici.


Para los que no os veáis con fuerzas para hacer la subida al O Cebreiro a pie, en las Herrerías hay un servicio de subida a caballo. La duración es aproximadamente de una hora y media y os acompaña un guía durante toda la travesía. http://www.alpaso.eu/



 Nos enfrentábamos a un desnivel de 610 metros en un tramo de 7,5 km...El camino empezó con un pronunciado tramo asfaltado hasta que llegamos a una bifurcación en la que los ciclistas debían seguir recto, por la pista asfaltada y los caminantes deben desviarse a la izquierda por sendero. A pesar de la dureza de la subida el paisaje es precioso. Durante el primer tramo caminamos bajo un techo de castaños y robles hasta llegar a la primera parada la Faba. Allí nos tomamos una fruta y visitamos la iglesia. Seguimos ascendiendo hasta llegar a Laguna de Castilla donde nos tomamos unas tostadas gigantes para recuperar fuerzas. Allí, volvimos a coincidir con la  pareja de Cartagena.


Seguimos subiendo por un camino ya casi sin árboles pero con las vistas espectaculares hasta llegar el mojón de piedra que indica que dejábamos la comunidad de León y empezábamos la de Galicia. Justo aquí nos encontramos con una entrañable pareja de abuelitos de Nueva Zelanda. En seguida entablamos conversación y nos hicimos unas fotos. Nos contaron que habían salido desde St. Jean Pied de Port (el inicio del camino) y no era la primera vez que lo hacían. Era increíble ver lo en forma que estaban. Derrochaban simpatía y ternura por todos lados. Un ejemplo a seguir en todos los sentidos. Ella se enamoró de mi pañuelo de lunares de colores y decidí regalárselo. ¡Qué ilusión le hizo! Fue una suerte poder conocerlos.
Seguimos andando hasta llegar, por fin, a la cima. Habíamos superado el temido y emblemático O Cebreiro y la verdad es que me lo habían pintado tan mal, que al final no me pareció para tanto. Es durillo pero se puede hacer. Una vez arriba contemplamos las increíbles vistas (a 1296 m)  de los

montes leoneses que acabábamos de dejar. Después visitamos el pintoresco pueblo del que destacamos en famoso cruceiro que da la bienvenida al peregrino y la iglesia prerrománica de Sta. María Real do Cebreiro del s. IX. El templo, aunque reconstruído, es el más antiguo de la ruta francesa. Destacan la capilla del Milagro del Santo Grial de O Cebreiro, la bonita talla de la Virgen y la pila Bautismal.
El pueblo tenía mucho ambiente y vidilla. Estaba lleno de visitantes, peregrinos, bares y tiendecillas de productos típicos y recuerdos.

Justo al final del pueblo encontramos el albergue público de peregrinos. Aunque tiene más de 100 plazas, en los meses de verano se llena en seguida. Nosotros llegamos sobre las 12:30 y ya vimos el cartel de "completo". Menos mal que no teníamos previsto hacer noche allí.

Después de hacer una comida muy ligera decidimos seguir nuestra ruta. Pasando por delante del albergue nos adentramos en un pequeño bosque. Durante un buen rato pensamos que nos habíamos perdido puesto que no veíamos ninguna flecha, pero pronto salimos a la amplia pista forestal y supimos que íbamos por buen camino. Bajamos y bajamos hasta llegar a Liñares donde paramos a tomar un refresco en el único bar que vimos. Seguimos por una senda hasta llegar al alto de San Roque (1270 m) donde vimos la famosa estatua del peregrino medieval que camina contra el viento. Normal que se esté sujetando el sobrero... ¡menudo viento hacía allá arriba! Seguimos hasta Hospital de la Condesa, donde intentamos, sin éxito, buscar alojamiento. Nada, todo estaba completo. Así que tuvimos que andar unos tres km más hasta llegar al Alto do Pollo, pero antes nos aguardaba una durísima, aunque breve cuesta. Trescientos interminables metros. 
Casi llegando empezamos a ver las sillas de la terraza del bar que nos estaba esperando cual recompensa por tal dura etapa. Arriba vimos que sólo había dos bares/albergue separados por la carretera. Optamos por el primero, "Albergue bar el Puerto" que afortunadamente tenía una litera libre. Allí coincidimos con nuestros nuevos amigos de Nueva Zelanda, con los que pasamos, sin ninguna duda, la mejor noche del camino. El albergue es muy cutrecillo, tiene lo básico y sin ningún tipo de lujos. Eso sí, sólo 6 euros. Está regentado por una simpática familia. Al llegar, la simpática abuelita nos obsequió con unas chocolatinas para reponer fuerzas. 


Después de tender y asearnos empezó nuestra odisea para cenar. El señor del albergue estaba desbordado y no tenía para darnos de cenar a todos. Así que tuvimos que ir al de la "competencia". Al ser los primeros que llegamos el señor del otro bar nos atendió bien pero a todos los que fueron acudiendo después les refunfuñó mucho porque sabía que eran clientes del otro albergue. Allí conocimos a unos simpáticos chicos de Hungría que habían empezado la etapa en Cacabelos, o sea, habían recorrido unos 40 km. Lo cierto es que no cenamos mal y la verdad es que lo pasamos genial. Los momentos que compartes con otros peregrinos son de las mejores cosas que tiene el Camino de Santiago. 

Próximamente, 2ª y 3ª parte.

                         

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1 comentario:

  1. En el Camino de Santiago, el calzado adecuado es esencial. Brinda comodidad y previene lesiones en la larga travesía. Cada paso se vuelve significativo con el soporte adecuado. ¡Buen camino!

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