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PARÍS


5 días en París


DÍA 1

Llegamos al hotel St. Germain (rue du Four) con algo de retraso debido a un overbooking inesperado y a la pérdida de nuestras maletas. Pero estábamos la mar de contentos, Iberia http://www.iberia.com/?zanpid=1769085411755779072&utm_content=1720266 nos dio 500 euros por las molestias.
Este pequeño hotel estaba ubicado en el bonito barrio de San Germain, cerca de la iglesia. http://www.tripadvisor.es/Hotel_Review-g187147-d260543-Reviews-Hotel_de_Saint_Germain-Paris_Ile_de_France.html  La habitación era algo diminuta, pero estaba bien equipada. Eso sí, se oía un poco el metro al pasar por debajo. El recepcionista era un hombre mayor muy entrañable y simpático.

Estuvimos dando una vuelta por el barrio donde vimos la iglesia de St-Germain-des-Prés y  café "Les deux Magots",famoso por ser testigo desde hace años de la vida cultural parisina. http://www.lesdeuxmagots.fr/ . Evidentemente, no nos tomamos nada porque se nos salía del presupuesto.

Después,  decidimos  visitar la Torre Eiffel. Cogimos el metro en la parada de St. Germain y nos fuimos hacia el oeste hasta la parada de Champ de Mars. Nada más salir ya nos encontramos la calle repleta de personas, todos íbamos al mismo sitio... (no se puede negar que es el monumento más visitado del mundo). Desde el primer momento que la ves, por detrás de los árboles del paseo, ya impresiona. Con sus 324 m es el eficio más alto y, para mi, el más bello de París. La había visto cientos de veces en fotografías, película, etc, pero nunca imaginé que me iba a impactar tanto. Es gigantesca. Pero no que realmente impone es situarte debajo de sus patas y sentir sus 7300 toneladas encima de tu cabeza. Es una visión inolvidable.
Las mejores vistas son desde el campo de Marte. Es curioso la de gente que hay haciendose fotos. Mires donde mires ves parejas, familas, amigos... todos felicísimos, fotografiándose con la bella torre.

Volvimos al barrio de St. Germain para cenar. Lo bueno de esta zona es que hay gran cantidad de bares y restaurantes de todo tipo para poder elegir. Después de considerar varias opciones, nos decidimos por la pizzería "Vesuvio" http://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g187147-d742407-Reviews-Pizza_Vesuvio-Paris_Ile_de_France.html  Buenas pizzas a buen precio. Muy recomendable.

                                    


DÍA 2 

Nos levantamos sobre las 8:30h y nos fuimos a desayunar a una de las chulísimas cafeterías del barrio. (No nos entraba el desayuno en el hotel). Tomamos caffé au laite, te, a croisant, a pain au chocolat y un pastel de manzana por 10 euros. Riquísimo.

Una vez en  marcha nos fuimos Il de la Cité. Esta pequeña isla, en medio del Sena , fue el lugar donde los Parisios fundaron la ciudad allá por el  250 AC. Actualmente sigue siendo el corazón de París y donde se encuentran algunos de los más importantes monumentos, como como es el caso de la Catedral de Notre Dame, la Sainte Chapelle o la Conciergerie.

Antes de visitarla por dentro decidimos dar un paseo por los alrededores de isla para ver las vistas del Sena. Luego nos fuimos directamente a ver Notre Dame. La catedral de Nuestra Señora fue construída entre el  entre 1163 y 1245. Sin duda es una de las catedrales góticas más famosas y más bonitas del mundo..  La fachada presenta unas proporciones casi perfectas, ya que si se observa con detenimiento se puede apreciar que la torre de la izquierda es más ancha que la de la derecha  Para entrar encontramos algo de cola pero, afortunadamente era muy fuida y no estuvimos más de cinco minutos esperando (Por cierto, entrada gratuíta). Lo mejor del interior es ver la  luz que entra a través de los grandes y coloridos rosetones que le da al lugar un ambiente precioso. Al salir quisimos subir a las torres pero había muchísima gente, así que
decidimos dar un paseo por los jardines que hay detrás de la catedral. Al ser primavera estaba todas las plantas y árboles en flor. Realemente precioso.

Después de dar un ligero rodeo callejeando por Il de la Cité nos fuimos a la Sainte Chapelle.  De nuevo encontramos cola para entrar. Esta vez fueron unos quince minutos, que aprovechamos para leer y conocer un poco más esta hermosa capilla que fue construida a petición de San Luís sobre el  1242  para albergar las reliquias de la Pasión de Cristo, ( la Corona de Espinas y un trozo de la Santa Cruz).  Al entrar, primero visitamos la primera planta que es algo austera y poco luminosa y luego subimos a la planta superior que es donde está la espectacular capilla.
Ésta la forman quince vidrieras de unos 15 metros de altura que apenas dejan lugar a las paredes. En ellas se pueden ver 1134 escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, así como la historia de San Luís cuando recibió las reliquias, que por cierto, ahora se encuentran en la catedral. Recomiendo la visita sobre todo si es un día soleado ya que luce más y se ven mejor. La entrada nos costó 8,5 euros.

Al salir, nos fuimos a comer una deliciosa tortilla a la francesa con queso con unas coca-colas.  Repusimos fuerzas y nos pusimos a andar y andar hasta el arco del Triunfo. Primero fuimos a ver los puestecillos de libreros y antiguedades que hay en la orilla del Sena.  Qué lugar tan encantador. Personalidad parisina al cien por cien. Seguimos por el  precioso Puente Nouveau y el Louvre. No entramos, puesto que, en mi opinión, para ver un museo de tan grandes dimensiones y con tantísimas obras de arte, se necesita tiempo. Y como en este viaje no disponíamos de mucho, pensamos en dejarlo para otra ocasión. Yo soy de las que prefiere ver poco pero con calma y detenimiento...

Hicimos un pequeña parada en las Tullerías para merendar y tumbarse en el césped para disfrutar de uno de los jardines más famosos de París. Al estar en el centro de la ciudad, son un lugar percto para  descansar del ajetreo en uno de los mejores ambientes parisinos.  En su día, estos jardines eran frecuentados por las clases sociales altas y  ahora son el lugar de encuentro y recreo de turistas, familias, amigos, parejas, niños, etc. Inevitable no acordarse de la preciosa película "Gigi" de Vicente Minnelli  y de  Maurice Chevalier cantando"Thank heaven for little girls...".Parada obligatoria. Consejo, al final de estos jardines hay unos baños públicos que aunque son de pago, están en un lugar estratégico y pueden venir muy bien a más de uno.

Seguimos andando hasta la plaza de la Concordia, una de las más bonitas de París.  En 1793 se le puso el nombre de Place de la Révolution. Y fue aquí donde decapitaron a Luís XVI, a María Antonieta y a los 1343 "enenmigos de la Revolución". Al final de este período conocido como "del terror"se la renombró con su actual nombre  para evocar la paz. Esta misma plaza pudimos ver el gigantesco obelisco de granito rosa de más de 3300 años de antigüedad  procedente del templo de Ramses en Luxor.


Después de cruzar la plaza llegamos a la avenida de los Campos Elíseos (Champs Élysees) con sus 1880 metros de longitud... Ésta, es considerada por los parisinos, la más heermosa, famosa y elegante del mundo. Así como una de las zonas de compras más exclusivas y caras del mundo. Yo tampoco es que viera mucha tienda de lujo que digamos, pero a lo mejor es que estaban en la otra acera... Alain Affelou, Mc Donal's y varios concesionarios de coches de lujo.
Después de nuestra larga andadura llegamos por fin al Arco del Triunfo. Es curioso como, conforme vas andando por la avenida, ves que se va haciendo cada ves más y más grande. La verdad es que sus dimensiones impresionan. No me lo imgainaba tan grande. El arcco del triunfo de la París es uno de los más famosos del mundo. Fue construído entre 1806 y 1836. Napoleón Bonaparte lo mandó construir tras su victoria en la batalla de Austerliz después de sus famosas palabras "Volveréis a casa bajo arcos triunfales".



Después, cambiamos de zona y nos fuimos a La Defensa (La Défense), el distrito financiero más importante de la ciudad. Un conjunto de rascacielos y torres futuristas que nada tenían que ver con los edificios que habíamos visto hasta ahora en París. El edificio que más destaca es el Gran Arco de la Fraternidad (Grande Arche de la Fraternité), más conocido como el Arco de la Defensa o Grande Arche. Un gigantesco cubo abierto de mármol, granito y vidrio de 110 metros de altura. Impresionante.
Como en esta zona había gran cantidad de bares y cafeterías aaprovechamos para tomar un refrigerio y así reponernos de la caminata del día de hoy.

Para cenar optamos por ir al conocido y animado Barrio Latino. Por cierto, llamado así porque en la Edad Media este barrio lo habitaban los estudiantes y éstos empleaban el latín para comunicarse entre ellos. Había una gran oferta de bares y restaurantes pero al final nos decantamos por la creperie "Cluny" donde disfruté de una deliciosa sopa de cebollahttp://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g187147-d812888-Reviews-Creperie_de_Cluny-Paris_Ile_de_France.html


DÍA 3

De buena mañana nos fuimos a ver la Torre Eiffel de nuevo. Esta vez para subir a lo alto de ella. Al llegar, de nuevo estaba abarrotado de gente. Fue un poco caótico averiguar por qué "pata" debíamos subir. Ya que una entrada es para subir andando hasta el 2º piso y las otras es para tomar el asensor. Al final nos pusimos en la cola buena, es decir, la del ascensor, ya que por las escaleras hay que subir más de 1600 escalones...
 Esperamos aproximadamente media hora poder subir. Los ascensores son muy curiosos, ya que subes en diagonal, no hacia arriba. Al llegar al segundo piso bajamos, miramos un poco las vistas y volvimos a hacer una mini cola para coger otro ascensor.
Las vistas desde arriba son espectaculares. Tener toda la ciudad de París bajo tus pies no es algo que pase todos los días. Me hizo gracia el mini bar que hay en los más alto donde puedes tomarte una copa de champagne a precios desorbitados. Pero si el momento lo merece, pues ya se sabe...
Tanto en la 2ª planta como al lado de una de las taquillas hay una tienda de souvenirs, pero aviso, son un carillas.
La torre abre de buena mañana y cierra  casi al anochecer. El precio de la subida hasta el piso superior en ascensor nos costó 14 euros por persona. Para ahorrarte las colas lo mejor es comprar el tiket online (yo me enteré más tarde de esta opción...) http://ticket.toureiffel.fr/ Merece mucho la pena.

                                  
Después de bajar de las nubes nos fuimos al museo de Orsay que está dedicado a las artes plásticas del siglo XIX. Una de mis épocas favoritas. Como no, había cola para entrar, pero sólo fueron unos quince minutos. La entrada costaba 9 euros, pero aún no se por qué, ya que me lo dijeron en francés y no me enteré, entramos gratis. Quizá fuera por el día, por la hora, o por ser el turista un millón. Pero sólo se que el taquillero nos miró e hizo ademán para que pasáramos de gorra.
 Este  Museo merece sólo la pena ya por sólo por ver el edificio, ya que se ubica en una antigua estación de tren  inaugurada en el año 1900 con motivo de la Exposición Mundial de París. Después de la II Guerra Mundial esta bella estación quedó en desuso y se pensó en la posibilidad de derruirla, pero afortunadamente, en los años 70 se pensó en convertirla en un museo y, finalmente, en 1986 se inaguró el Museo de Orsay.
Todas las más bellas pinturas del impresionismo y post-impresionismo están aquí dentro. Renoir, Cézanne, Gauguin o Monet... Pero para mi, la joya del museo es, el Moulin de la Galette de Renoir.  Una maravilla.

Al salir nos fuimos a comer a los Jardines de Luxemburgo.  Este lugar fue un descubrimiento para mi.
Qué bonitos. Es el lugar con más encanto de París.. Lo mejor de este parque es que apenas hay turistas, casi todos son parisinos que vienen aquí a descansar a charlar con los amigos.... Me hubiera quedado todo el día contemplado esta bella postal. Todo el parque está lleno de unas sillas (muy pesadas) que puedes usar para sentarte libremente e incluso hay algunas que son tipo tumbona para que te acuestes a descansar. En el centro del parque hay una gran fuente donde los niños y los no tan niños juegan a empujar unos veleros de juguete con uns palos. Estuvimos comimos allí descansando y comiendo unas ensaladas de pasta de lo más agusto.

A media tarde nos fuimos a tomar un refrigerio a Il de la Cite, condretamente a una terraza que hay junto en frente de Notre Dame. Es curioso que la disposición de las sillas en este tipo de terrazas es de colocarlas todas en fila, una al lado de la otra y mirando a la calle. Así ves a la gente pasar y el panorama en general. Tuvimos suerte que fuera "hora feliz" y pagamos un precio razonable.

Después nos fuimos a recoger las maletas al hotel y nos marchamos a otro distinto que habíamos reservado. Sí, quisimos estar en dos hoteles diferentes para probar la experiencia de estar en dos barrios de París. Nuestro nuevo hotel Roma Sacre Coeur http://www.booking.com/hotel/fr/romasacrecoeur.es.html?aid=311090;label=hotel-51542-fr-iWCJB_0dhJUD*dncLnb5cQS11287978860:pl:ta:p1:p2:ac:ap1t1:neg;ws=&gclid=CIyngNysibUCFXHLtAod838ArQ  estaba ubicado en la subida una de las escaleras que aparecen en la película de "Amelie", en plena colina  de Montmartre, el más bohemio y encantador de la ciudad.

Dejamos nuestras cosas y nos fuimos a pasear  las callejuelas de este peculiar y precioso barrio, conocido también como "el de los pintores". En el encontrar desde los cabarets más antiguos de París, hasta un pequeño viñedo, pasando por una multitud de restaurantes familiares y tiendas de artesanía. En la Place du  Tertre pudimos ver un sinfin de retratistas con sus caballetes pintado, sobre todo, a los turistas, que embelesados por el encanto de este lugar no querían irse sin tener un retrato pintado en tal artístico lugar. Sin duda, tanto la plaza, como las escaleras, las callecitas y las empinadas cuestas tienen una magia especial.
Una de los lugares que más me gustó de Montmartre fue la Basílica  del Sagrado Corazón o Sacré-Coeur.  Esta iglesia de estilo romano-bizantino se construyó 1873  en homenaje a la memoria de los numerosos ciudadanos franceses que perdieron  la vida durante la Guerra Franco-Prusiana. Peregrinos de todo el mundo acuden a descubrir el espíritu de Montmartre y a contemplar una de las vistas más maravillosas de la ciudad. Merce la pena visitar también el interior y ver sus impresionantes mosaicos. La entrada es gratuíta y está abierta hasta bien tarde.

Con la emoción de estar en este bello lugar decidimos cenar en un restaurante de la plaza. Bueno, no estuvo mal pero pagamos 9 euros por una botella de agua de un litro por lo que no recomiendo cenar justo en la plaza. Simplemente con alejarte un poco, los precios bajan considerablemente.













DÍA 4

 Por la mañana compramos unos yogures, unos zumos y unas galletas y nos fuimos a desayunar a una placita al lado de rue des Saules, donde están los famosos viñedos y pequeños viñedos de Montmartre en los que cada segundo fin de semana de octubre, con ocasión de la fiesta de la vendimia del Clos Montmartre, se realiza la cosecha de sus 1.500 m2 de viñas.
Aprovechamos también,  para ver  el Lapin Agile, el cabaret más antiguo de París.  Y podría ser el más pequeño también...

Luego volvimos a subir hasta la plaza donde observamos el ambiente alegre que tiene este lugar por el día. Me encantó. La única pega es que había muchísima gente. Seguimos nuestro paseo hasta llegar a la iglesa de St. Pierre. La que según San Ignacio de Loyola los  fundadores de la Compañía de Jesús pronunciaron sus votos en  de 1534. La iglesia quedó en ruinas  durante la Revolución Francesa y fue reconstruída en el siglo XIX.
 


Después fuimos bajando por las escaleras  y callecitas hasta
Rue Le Pic, una bonita y animada calle llena de bares, fruterías, pescaderías... y donde está la famosa  Cafe les Deux Moulins, es decir, la cafetería donde trabaja  la protagonista de Amelie. Allí nos tomamos una coca cola gigante y pudimos ver que no todo es lo que parece. El interior estaba bastastante cambiado respecto a como salía en la película. 


Después de este pequeño descanso seguimos bajando hasta llegar barrio rojo de Pigalle para ver el  mítico  cabaret  Moulin Rouge. http://www.moulinrouge.fr/
Contruído en 1889 por el catalán Josep Oller, es el cabaret por excelencia de París. Aquí se pueden ver gran variedad de espectáculos para todos aquellos amantes del ambiente bohemio de la Belle Époque de París.

Entramos sólo hasta el zaguán, donde se puede ver una colección de carteles y las próximas actuaciones. Cenar aquí era muy caro además, tampoco nos hacía mucha ilusión ver a las cabareteras así que ni nos lo planteamos.

Como ya era tarde nos fuimos a comer a un "Quick"que había justo al lado del Molino. Por cierto, para los que soleís recurrir al Burguer King cuando vais de viaje, he de deciros que hasta la fecha no había ninguno en Francia. Posiblemente ahora ya haya alguno, pero no estoy segura.


Regresamos al hotel para descansar un poco y nos fuimos a la orilla del Sena para coger un barco de esos de hacen un crucero por el río. Nos sentamos en la segunda planta del barco porque las vistas eran mucho más buenas. Las explicaciones eran en francés, pero no me importó mucho porque era fácil reconocer lo que se estaba viendo. Además durante todo el viaje sonaban canciones francesas, tipo Édith Piaf, lo que hacía del paseo una experiencia preciosa. Me encantó.
En 1991 la UNESCO declaró la orilla del Sena Patrimonio de la Humanidad por lo que es evidente lo maravilloso que es este lugar. Nuestro tour empezaba en la catedral de Notre Dame y llegaba hasta la torre Eiffel. Desde allí te daban la opción de bajar o regresar de nuevo a la catedral. Nosotros optamos por la segunda opción. Había que disfrutar del barco todo lo que se pudiera...

Después de nuestro encantador crucerito por el el Sena regresamos a Montmartre donde cenamos en una braserie una exquisita sopa de cebolla gratinada y una brocheta de queso y atún. Buenísimo todo.

DÍA 5

Nuestro útimo día en París lo dedicamos a una de las zonas más misteriosas de la ciudad Las catacumbas.  Para ir cogimos el metro hasta la parada de Denfert-Rochereau (zona de Montparnasse). Se calcula que cerca de 6 millones de personas están "enterrados" en esta red de túneles de 300 km. En sus orígenes fueron canteras de piedra caliza pero en  1786, debido a la gran cantidad de epidemias y enfermedades que asolaban a la población se decidió trasladar los cadáveres y huesos de distintos cementerios, que estaban ya atestados, a de la ciudad a las catacumbas, para así intentar combatir dichos problemas de salubridad.

Para ir cogimos el metro hasta la parada de Denfert-Rochereau (zona de Montparnasse). Éstas están ubicadas en una pequeña plazoleta. Son fáciles de situarlas porque hay una cola larguísima. Estuvimos más de una hora en la cola. Sin duda, la más larga que hicimos en París. Pagamos 8 euros cada uno para entrar.
En la primera parte de la visita se ven una especie de altares y monumentos de piedra y se van atrevesado una gran cantidad de túneles hasta que se llega a un cartel que dice"Arrete c'est ici lempire de la mort" algo así como "Alto, aquí empieza el imperio de la muerte". Aquí es donde empieza la escalofriante segunda parte de la visita. Millones de fémures y cráneos coloacados en una misma disposición. La verdad es que debío ser una tarea de chinos ponerlos así.  A lo largo de los túneles  también se pueden ver diversos altares hechos con huesos.


A la salida pasas unos dedectores de seguridad ya que se insiste durante toda la visita que está totalmente prohibido llevarse un hueso de recuerdo...  Cuando sales al exterior estás desubicado ya que no sabes dónde estás, puesto que es un lugar distinto de por donde has entrado. El recorrido que hicimos sería de unos 2km en total. A mi me resultó muy curiosa la visita y la recomiendo a todas aquellas personas que quieran tener una visión distinta de París.

Dejamos esta parte oscura de París y volvimos a Montmartre para despedirnos con una de las vistas más bonitas de la ciudad. Nos compramos unos bocatas y nos fuimos a comer a las escaleras de Sacre Coeur. Quisimos despedirnos de la ciudad de la luz en uno de los lugares más encantadores.


La maletita de los viajes

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2 comentarios:

  1. muy bonito el viaje y muy bien explicado

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  2. París por la noche es un espectáculo de luz y romance, con la majestuosa Torre Eiffel brillando como un faro de ensueño entre las elegantes lámparas y farolas que iluminan sus encantadoras calles.

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